Pitia | Saber elegir, saber priorizar y saber esperar
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Saber elegir, saber priorizar y saber esperar

Todo tiene un orden en la vida. Si no se ordenan las ideas, es complicado llegar a la meta. El estrés es fruto de no ordenar estos 3 conceptos con un cierto equilibrio.

El primero, saber elegir, tiene que ver con la conexión y el diálogo interiores. Tiene que ver con las creencias REALES internas. Todo el mundo entiende el concepto de “creencias limitantes”, las creencias que nos boicotean y nos intoxican.

Yo voy a hablar del proceso anterior a tener una creencia limitante.

ELEGIR

 

“Gato a Alicia: “¡No estoy loco!. Mi realidad es simplemente diferente a la tuya”.

Alicia en el País de las Maravillas.

 

Cuando un niño se expresa y te cuenta en lo que cree, inmediatamente las personas más mayores tenemos el reflejo de interrumpir ese diálogo que tiene la criatura, poniéndole todos los argumentos que limitan su creatividad, para recolocarlo frente a una “realidad”, frente a lo que es “posible” o no es “posible”.

Lo que un niño crea (del verbo creer, no crear), lo hace desde una emoción, una intención, fruto de su particular observación. Si un niño cree que las cosas son o pueden ser de determinada manera, es porque se ha conectado a una fuente de información, la suya, que le permite tener esa visión. Sea o no sea descabellada para nosotros.

Desde esa conexión a su fuente le vienen un chorro de ideas. A medida que va creciendo, si no nos metemos a saco en la tarea de quitárselas de la cabeza, le estamos permitiendo que se refuerce en su capacidad para seguir conectado y eso permitirá en un futuro que se puedan materializar sus creencias. Algunas las descartará, obviamente, pero al menos no le hemos desconectado de su capacidad de dialogar consigo mismo e imaginar todo tipo de cosas, (muchas de ellas nadie las ha ni siquiera imaginado) que tal vez un día se hagan realidad.

Me imagino la niñez de Julio Verne. Nadie discute que estaba absolutamente conectado a una fuente futura de realidad, aunque en su tiempo no fuera posible.

Si mi hija cree que puede enseñar a hablar a los gatos, lo cree porque ha observado un punto de conexión en la comunicación con los felinos donde es posible una comunicación fluida que se pueda parecer mucho a la verbal. Esto para las personas que tienen mascotas, es obvio.

Cuando uno ”siente” profundamente, está profundamente conectado y “ve” lo que siente.

Ese sentir profundo es lo que nos hace elegir metas y también descartarlas si el sentir desaparece por influencia de otros seres humanos.

La capacidad de sentir es muy diferente de unos a otros. No solo por las experiencias y vivencias. Dos personas pueden vivir lo mismo, sentirlo de manera totalmente distinta y hacer que, frente a una misma vivencia, tengan experiencias completamente distintas.

Dos empresarios pueden vivir el mismo fracaso, uno de ellos sentir que el mundo se ha acabado y el otro sentir que su proyecto tiene que seguir vivo.

Cuando ese sentir no es temporal, si no que está ahí desde siempre, la fuente de inspiración se renueva. Todos los grandes descubridores han sentido ese “sentir “que no se ha apagado a pesar de los fracasos. Mira Cristóbal Colón, por ejemplo. Sentía que existían rutas alternativas para llegar a las Indias y a pesar de que a Colón le denegaron sucesivas veces la financiación necesaria para poder llevar a cabo su proyecto, no paró de transmitir su “sentir” hasta convencer al confesor de la reina Isabel la Católica de su proyecto. Este monje le ayudó a conseguir la audiencia real que le permitió llevar a cabo su empresa… y descubrir América. No eran las Indias, pero mereció la pena.

Si alguien consigue quitarte un proyecto, una idea o una visión de la cabeza, es que no estabas lo suficientemente conectado con esa inspiración.

La pregunta es si estás realmente conectado con tu “sentir”.

La respuesta en los que están super conectados es que sí, sin duda ninguna. Te voy a poner un ejemplo muy escatológico pero muy contundente.

Si te estás cagando y sientes que te estás cagando, nadie te puede convencer de no te estás cagando. Aunque te intenten convencer de que no, que no te estás cagando, lo que te pasa realmente es que te estás meando pero no lo sabes. Pues va a ser que no. Me estoy cagando y lo tengo más claro que el agua. Me estoy cagando y dentro de poco voy a cagar. Si quieres vienes y lo ves. Estoy profundamente conectado con mis ganas de cagar.

 

“Si te estás cagando, te estás cagando. Nadie puede convencerte de lo contrario”. 

Pitia Coaching Sistémico.

 

Creo que ya has pillado el concepto. Sentir es sentir por encima de cualquier cosa. Es el “sentir” del líder. Al líder nadie le quita de la cabeza lo que siente. La fuerza del líder es, precisamente, mantenerse en lo que siente.

La respuesta es sencilla: si estás profundamente conectado, LO SABES. Sabes las respuestas aunque parezcan irracionales.

Cuantas más cosas “sabes”, más conectado estás a la fuente, a la intuición y al éxito. Porque lo que ocurre es simplemente que has desarrollado una buena comunicación con fuentes de información desconocidas, que tal vez no sean fiables para el resto pero mientras lo sean para ti y te mantengan conectado, suministran una información vital.

Por eso no todo el mundo “siente”. Porque el que “siente” no se desconecta. Y el resultado entre estar conectado y estar desconectado es muy evidente.

PRIORIZAR

 

“Alicia: “¿Podrías decirme, por favor, qué camino he de tomar para salir de aquí?”
Gato: “Esto depende en gran parte del sitio al que quieras llegar”.
Alicia: “No me importa mucho el sitio”.
Gato.” Entonces tampoco importa mucho el camino que tomes”.

Alicia en el País de las Maravillas.

 

Se pueden tener múltiples proyectos a la vez, todos de éxito, pero no todos tienen el mismo valor, aunque nos creamos que sí. Todos tenemos prioridades muy definidas.

Generalmente las personas tienen muchos problemas a la hora de priorizar sus proyectos y también, a la hora de elegir dónde dedicar sus recursos, ya que éstos no son infinitos. El recurso más escaso que tenemos y el que peor gestionamos, es el tiempo. El tiempo es el recurso más escaso y por tanto, el más valioso que tenemos. Si se gasta, no se puede comprar más.

Yo, por ejemplo, siento una auténtica vocación por ser madre y también por mi profesión. Ambas son fagocitadoras del tiempo del que dispongo.

El conflicto está en que, si dedico más tiempo a mi profesión, puedo abarcar más proyectos. Sin embargo el coste es para mí muy alto: dejar de atender la evolución de mi hija. Todo tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Para mí, mi prioridad absoluta es mi hija. Llegará un momento que pueda detraer recursos de tiempo hacia mi proyecto empresarial, y mi proyecto adquirirá otras metas profesionales.

Sin embargo, el tiempo que no le dedique a mi hija va a ser un tiempo que no podré recuperar JAMÁS. Y mi hija es el proyecto más importante, más hermoso, más terrenal, más espiritual de mi vida. Hacer de ella una persona sana, segura de sí misma, valiente, observadora, creativa, con ganas de vivir y sin miedos, es para mí alcanzar el NIVEL DIOS. Ni toda la fama, ni todo el dinero, ni todo el éxito profesional del mundo, se pueden comparar con el proyecto de hacer crecer a mi hija.

Así que tuve claro cuando me quedé embarazada que ya me estaba buscando la vida para poderle dedicar todo ese tiempo a mi hija. Y me hice autónoma. Nadie me iba a limitar el tiempo de estar con ella.

He tenido todo el tiempo del mundo para estar con ella todas sus vacaciones, para llevarla y traerla del cole, para cuidarla cuando ha estado enferma, para hacer deberes, para atenderla sin estresarme ni por  horarios, ni por jefes. Eso sí, el sacrificio ha sido gestionar los ingresos y asumir que la pasta no iba a ser la misma y que no iba a tener ninguna seguridad económica a fin de mes. Pero si tengo que elegir entre mi libertad o la pasta, yo lo tengo claro.

Esto por ejemplo es una variable que no se estudia cuando se dice que las mujeres tenemos un techo de cristal. Ya he escrito sobre esto: (Artículo: Techo de cristal en hombres y mujeres).

Es que no se puede estar en misa y repicando. Cada cosa exige su tiempo y no se puede estar en dos sitios a la vez con los recursos de tiempo limitados. Hay que ser honesto y responsable y saber que coño eliges. Y la gente, este ejercicio no lo quiere hacer. Prefiere externalizar su incompetencia a la hora de priorizar y culpar a los demás de su ineptitud.

Si yo quiero ser mega ejecutiva y a la vez ser madre, va a ser complicado porque ambas tareas implican un estrés y una concentración enormes. Y nuestra capacidad de gestionar mucho estrés es bastante limitada sin que se resientan nuestra salud y nuestra concentración. Además, ambos proyectos son muy demandantes de tiempo y dedicación y en ambos surgen constantemente contratiempos que hay que solucionar de forma urgente. Ya me dirás tú como lo resuelves todo a la vez, sin cortarte las venas y manteniéndote zen. Es imposible.

Así que buena parte de los techos de cristal en mujeres y hombres se solucionarían si las personas tuvieran mucho más claras sus ideas y fueran mucho más realistas con sus intereses reales. Puede que creas que lo que más te importa en la vida son tus hijos y sin embargo, vayas priorizando siempre otras cosas. O al revés…

La pregunta es: ¿Cuál es tu prioridad?

Sé consecuente, por favor. Esto es vital para ti. Si tu foco está en tu carrera profesional, ya sabes que hay ciertas cosas a las que no vas a poder dedicar tus recursos.

Si tu prioridad es ser consecuente contigo mismo, asúmelo y toma las decisiones que tengas que tomar enfrentándote a todos tus miedos. Y priorízalos.

Mi prioridad es no perder el tiempo conmigo misma, estar segura de que lo que estoy haciendo en cada momento es lo que realmente quiero hacer y no pensar que debería estar haciendo otra cosa.

Si estás conectado y tienes claras tus prioridades, la cosa está casi hecha.

 

“Prioriza tus miedos y así entenderás tus elecciones”. 

Pitia Coaching Sistémico

 

SABER ESPERAR

“Alicia: “¿Cuánto tiempo es para siempre?”
Conejo: “A veces, solo un segundo”.

Alicia en el País de las Maravillas.

 

Saber esperar es un arte. No saber esperar puede poner en jaque tu conexión y tus prioridades.

El tiempo es una medida de la mente: 5 minutos te pueden parecer eternos, o te pueden parecer fugaces.

Un error de táctica es estar contabilizando el tiempo todo el rato:” llevo 5 años luchando por mi proyecto y nada”.” Llevo toda la vida esperando una oportunidad que no llega”. Llevo, llevo, llevo…

Nos equivocamos muchísimo midiendo los tiempos donde esperamos que las cosas sucedan (lo que Jan Jacob Stam denomina “el futuro planificado”).

Al tiempo solo se le puede pedir que nos dé madurez y sabiduría. Pensar que el tiempo puede jugar en tu contra desarma cualquier estrategia.

A veces pensamos que sabemos el tiempo que cuestan las cosas. Si las cosas no ocurren en el tiempo esperado, es que no tenemos mucha idea de cómo funciona el tiempo, por mucho que nos pensemos que sí.

Hay múltiples factores que determinan el tiempo de nuestros proyectos, y uno de ellos es que tengamos la madurez interior suficiente para adoptar las decisiones y  estrategias adecuadas.

Si constantemente planificas y constantemente te sale mal, deja de planificar.

Yo no planifico nada, estrictamente nada, hace bastante tiempo. Y no lo hago porque cada vez que he planificado algo, ha salido otra cosa totalmente distinta a mis planes.

Esto me ha dejado claro que tenía que eliminar esa mala costumbre.

Así que cuando me dicen ¿Qué vas a hacer este puente? Yo contesto: “no lo sé”. Ya veré el día anterior. Así de simple. De hecho, la última que me ha ocurrido ha sido lo siguiente:

El año pasado recibí la información de un congreso de Coaching Sistémico (IOCTI 2020) organizado por mi venerado Jan Jacob Stam en Amsterdam en octubre 2020.

No cabía en mí de gozo. Aparentemente, mi infraestructura familiar, profesional y económica me iban a permitir hacer ese viaje que yo le había pedido al Gran Espíritu con tanto fervor. Aunque estuve mirando vuelos y otras cosas, no me olvidaba de que lo planificado podía no suceder por motivos ajenos a mi voluntad.

Y claro, se ha cancelado por el COVID19. Lo que pasa es que en vez de cagarme en todo lo que se menea, me he sonreído interiormente. He entendido que esa formación no iba a ser para mi (ni para nadie, ni para el propio equipo de Jan Jacob) DE ESA MANERA.

Pues a esperar que me pongan la siguiente a huevo…

Con los proyectos empresariales pasa lo mismo, lo que ocurre  es que vivimos en la cultura del corto plazo y los resultados inmediatos. Contablemente, si no salen las cuentas, tienes que cerrar tu chiringuito.

A veces lo contable no es lo único, pero si nos regimos estrictamente por la contabilidad a favor de los resultados, nunca jamás encontraremos el éxito. Hay otras cosas que lo determinan.

Y también ocurre lo mismo con tus proyectos emocionales y sentimentales. Todo tiene un tiempo y para cada persona es distinto. Pensar en que las cosas se tenían que haber arreglado después de un tiempo determinado puede llegar a ser un gran error. Los cambios interiores llevan su tiempo. A veces son instantáneos y a veces tardan más. El tiempo que tus cambios interiores tardan en realizarse, marcan la dinámica de los resultados que vas a ir obteniendo en todas las áreas de tu vida.

 

“Alicia: «¿Por qué todo el mundo me dice lo que tengo que hacer? ¡No!, este es mi sueño y yo decidiré cómo continúa».

Alicia en el País de las Maravillas.

 

Efectivamente, tú eres el dueño y señor de tus sueños y tú vas a elegir si se quedan en sueños o si vas a materializarlos o transformarlos. Te he dado tres claves muy importantes. Cada una de ellas requiere un compromiso contigo mismo. La diferencia entre conseguirlo o no va a depender única y exclusivamente de ti. La sociedad y el mundo que te rodean van a interferir en forma de obstáculos o trampolines, dependiendo de como te lo tomes.

Yo tengo los míos y por si lo quieres saber, estoy en la fase de saber esperar.

 

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